Aquellos que no creen y le añaden y quitan al libro de Apocalipsis enfrentarán el infierno (Ap 22:18–19)

 1. Yo fui nacido en una familia pobre del campo

Jesús, quien nació en un pueblo pobre, Nazaret, vino como el Salvador (el Mesías). Él recibió y comió el rollo abierto del Antiguo Testamento, y vino a Israel a predicarlo (vea Mt 1, Ez 3, Mt 15:24). Aun así, las personas no le creyeron. Lo llamaban herejía y demonio, y al final lo mataron. 

De la misma manera, en el tiempo del cumplimiento del Nuevo Testamento, Apocalipsis, el pastor prometido—Nuevo Juan—recibió el librito en Ap 10 y vino a testificar a las iglesias lo que vio y oyó (Ap 22:8, 16). Sin embargo, los pastores y creyentes ambos católicos y protestantes, no creen en él y como está escrito en Ap 11, lo mataron espiritualmente. Pero tal como Jesús resucitó en su primera venida (vea Mt 28), el Nuevo Juan también lo hizo en la segunda venida de Jesús (Ap 11:11-12). 

Así como Jesús nació en el pueblo pobre de Nazaret, el pastor prometido de hoy también nació en una familia rural pobre y no tuvo la oportunidad de estudiar debidamente el conocimiento del mundo. Mi padre, que tuvo doce hijos (once varones y una hija), no tenía una casa, ni tierra, ni campo. A la pobreza de añadía más pobreza, y el sufrimiento y la persecución eran insoportables. Mi padre enviaba a sus hijos a trabajar en casa ajenas a cambio de comida. Yo también trabajé durante dos años en la casa de otra persona mientras aún era estudiante de primaria, simplemente para poder sobrevivir. Como Jesús de Nazaret, el camino que recorrí fue realmente difícil.

2. Cómo vine a la fe

Yo fui un estudiante destacado en la escuela primaria, pero no pude continuar mis estudios a causa de la pobreza. Después de graduarme, me mudé a Seúl para vivir con mi hermano mayor, trabajando durante el día y asistiendo por la noche a clases en una academia privada. Luego estalló la Guerra de Corea y me convertí en refugiado, trabajando una vez más como jornalero en la casa de otra persona. Poco después, participé en la guerra. Durante ese tiempo, a menudo me preguntaba: ¿Por qué la vida tiene que ser tan difícil? ¡Cielos, háblenme! Y como dice el refrán: Las dificultades en la juventud valen la pena comprarlas.

Después de sobrevivir en las primeras líneas durante la Guerra de Corea, regresé a mi pueblo natal y viví de la agricultura. Habiendo regresado con vida, ofrecía oraciones de gratitud a Dios cada noche. Fue en ese período cuando experimenté una gran luz durante tres noches consecutivas—un punto de inflexión que me condujo a la fe.

3. Yo, quien he dominado el libro de Apocalipsis.

Aunque el libro de Apocalipsis en el Nuevo Testamento fue escrito hace alrededor de 2.000 años, nadie en el mundo entendió verdaderamente las profecías ni su cumplimiento. Pero Jesús me escogió (vea Ap 1), me mostró todos los eventos de Apocalipsis (Ap 22:8), explicó su significado, y me dio el librito abierto de Apocalipsis para que lo comiera, como está escrito en Ap 10. A través de esto, llegué a dominar el libro de Apocalipsis. Ya que Jesús me instruyó a que fuera a testificar a las iglesias sobre lo que había visto y oído (Ap 22:16), yo lo he hecho según su mandamiento. Yo solo he transmitido lo que vi y oí; las palabras de revelación y las realidades cumplidas. Por lo tanto, lo que testifico es verdadero y cierto.

Los creyentes de hoy saben poco o nada de las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Aunque he presenciado y compartido las realidades cumplidas conforme a las profecías de Apocalipsis, la mayoría de la gente las ha ignorado. Sin embargo, como está escrito en Ap 22, Dios y Jesús mandan claramente que nada se añada ni se quite de este libro. Y, aun así, el mundo cristiano de hoy universalmente ha añadido y quitado del libro de Apocalipsis.

Cuando Apocalipsis se cumple, sucede exactamente como está escrito. Yo he visto y oído estos cumplimientos y he testificado sobre ellos, pero las personas no creen. Aun así, porque yo las ví y las oí, creí—y las realidades reveladas fueron verdaderamente maravillosas para mí.

Está escrito que cualquiera que añada o quite del libro de Apocalipsis no entrará al reino de los cielos, sino que recibirá las plagas (Ap 22:18-19). ¿Acaso los cristianos no han añadido ni quitado de este libro? En verdad, los cristianos de todo el mundo lo han hecho. Hoy, yo he visto y oído a Jesús cumplir todo conforme al libro de Apocalipsis, y he transmitido la palabra revelada y sus realidades—pero las personas aun no creen.

Cuando Jesús vino por primera vez y cumplió el Antiguo Testamento, testificó sus realidades, pero el pueblo de Israel no creyó. De la misma manera, hoy no es diferente.

Jesús dijo que en el tiempo de su segunda venida habría gran tribulación a causa de la incredulidad (Lc 17). Apocalipsis 6, 7 y 14 también hablan de esta tribulación. Jesús en la primera venida dijo que su segunda venida sería como los días de Noé y Lot (Mt 24:37-39; Lc 17:26-30). Así como el pueblo en los días de Noé no creyó cuando él les advirtió del diluvio venidero mientras construía el arca en el monte, hoy, después de que Dios y Jesús juzgaron a la generación corrupta (Ap 6, 13), las personas aún no creyeron—a pesar de que Dios preparó un lugar de refugio como el arca de Noé, que es el Monte de Sion, el lugar de la salvación (las Doce Tribus de Shincheonji) (vea Ap 7, 14).

Aunque casi todo el libro de Apocalipsis—el cual no se debe añadir ni quitar—se ha cumplido hoy, las personas aun no creen. Entonces, ¿cuál será el resultado?

La respuesta está en Apocalipsis 22:18-19: Cualquiera que añada o quite del libro de Apocalipsis no entrará al reino de los cielos, sino que recibirá las plagas. 

¿Acaso las personas no han añadido ni quitado? Según lo que he visto, los pastores y congregaciones tanto de la iglesia católica como de las iglesias protestantes en todo el mundo, han añadido y quitado del Nuevo Testamento, Apocalipsis. Conforme a Apocalipsis 22, aquellos que lo han hecho no entrarán en el cielo, sino que recibirán maldición.

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